
Vivimos apresurados, afanados por muchas situaciones. Queremos hacer todo rápido, Ya no te tomas el tiempo para vivir cada experiencia. Comes a prisa, duermes poco y ese estilo de vida genera estrés y ansiedad. Y cuando te das cuenta que estas completamente estresado, lleno de un mal carácter que ni vos mismo te soportas. Pero hay una solución que encontré y que me pone a pensar mucho… Eclesiastés 7: 17-18 Más se atiende a las palabras tranquilas de los sabios que a los gritos del jefe de los necios. 18 Vale más la sabiduría que las armas de guerra. Un solo error acaba con muchos bienes. Esto nos enseña que debemos escuchar tranquilamente al sabio, porque sabes la sabiduría se aprende al que escucha con atención. Acudimos a la iglesia a pedir consejo pero nuestra mente esta en los problemas y ni siquiera ponemos atención, buscamos a la amiga para que nos escuche pero solo hablamos nosotros y no escuchamos las palabras de quienes buscamos. Aprende a escuchar. Tu actitud para escuchar debe ser calmada y apacible. Si estás ansioso y enojado no escuchas, solamente esperas algo que te provoque para reaccionar. Para poder escuchar y hablar es necesario encontrar primero la paz interior.
Saben cuando yo me enojo siempre trato de irme del lugar donde estoy, y buscar esa paz interior que tanto necesito, y saben siempre que lo hago las personas que están cerca me dicen que yo huyo de los problemas, que no enfrento pero he aprendido a través de estos años a conocerme un poco mas y a entender que “ NO SOY YO CUANDO ME ENOJO”... porque pueden salir tantas palabras hirientes e incluso mis viejas costumbres no tan sanas, afloran y la verdad que después de tener dominio propio y buscar la paz de Dios dentro de mi ser, entonces estaré lista para poder hablar de la situación.
Bueno y que decir de el afán que causa todas esas situaciones, porque empezamos a vivir por nuestros intereses y pensar en lo que me esta pasando a mi y perdemos la perspectiva de pensar en los demás, El Señor no quiere que estés sin ocuparte, quiere que no te afanes mientras estás ocupado. El agotamiento no viene por el exceso de trabajo sino por el afán y el exceso de preocupación. Terminas agobiado y agotado por una actitud mental más que por una actividad física. Sabes he notado tres cosas que me pasan a mi cuando estoy afanada:
1.- Hablo mal de quienes no lo están, empiezo a compararme con los demás pensando que solo yo hago las cosas bien y que nadie mas lo hace.
2.- Me pongo la como la victima, pobrecita yo, hay nadie me entiende.
3.- acuso a los demás por que por ellos estamos sin tiempo para hacer las cosas y por culpa de ellos las cosas nos salen mal.
Una cosa a la vez
Enfócate en una cosa y la harás bien. Si te afanas en muchas cosas a la vez, no lograrás terminar ninguna con éxito. Detente a disfrutar lo que vives. Si necesitas consejo para priorizar tus tareas, háblale al Señor. Él te dará paz.
Mía
Saben cuando yo me enojo siempre trato de irme del lugar donde estoy, y buscar esa paz interior que tanto necesito, y saben siempre que lo hago las personas que están cerca me dicen que yo huyo de los problemas, que no enfrento pero he aprendido a través de estos años a conocerme un poco mas y a entender que “ NO SOY YO CUANDO ME ENOJO”... porque pueden salir tantas palabras hirientes e incluso mis viejas costumbres no tan sanas, afloran y la verdad que después de tener dominio propio y buscar la paz de Dios dentro de mi ser, entonces estaré lista para poder hablar de la situación.
Bueno y que decir de el afán que causa todas esas situaciones, porque empezamos a vivir por nuestros intereses y pensar en lo que me esta pasando a mi y perdemos la perspectiva de pensar en los demás, El Señor no quiere que estés sin ocuparte, quiere que no te afanes mientras estás ocupado. El agotamiento no viene por el exceso de trabajo sino por el afán y el exceso de preocupación. Terminas agobiado y agotado por una actitud mental más que por una actividad física. Sabes he notado tres cosas que me pasan a mi cuando estoy afanada:
1.- Hablo mal de quienes no lo están, empiezo a compararme con los demás pensando que solo yo hago las cosas bien y que nadie mas lo hace.
2.- Me pongo la como la victima, pobrecita yo, hay nadie me entiende.
3.- acuso a los demás por que por ellos estamos sin tiempo para hacer las cosas y por culpa de ellos las cosas nos salen mal.
Una cosa a la vez
Enfócate en una cosa y la harás bien. Si te afanas en muchas cosas a la vez, no lograrás terminar ninguna con éxito. Detente a disfrutar lo que vives. Si necesitas consejo para priorizar tus tareas, háblale al Señor. Él te dará paz.
Mía
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